Un estudio de 2011 para la récord Ambi Pur titulado “Los olores y las emociones”, dirigido y coordinado por la psicóloga Silvia Álava revelaba que el ser humano recuerda inclusive el 35% de lo que huele frente al 5% de lo que ve, confirmando el mando y la fuerza del olfato para contagiar emociónes y perdurar en la mente de las personas. Con el propósito de inventar experiencias sensoriales, nace únicamente el marketing sensorial, que apela a los variados sentidos y constituye una manera poderosa de conexion entre las etiquetas y los clientes.
¿Eres capaz de reconocer el olor de vos tienda favorita? ¿Los establecimientos de las etiquetas más conocidas a nivel mundial despiden un aroma irreconocible? ¿El Starbucks te llama a ingresar a por un café metiéndose en tus fosas nasales y encandilando a vos glándula pituitaria? ¿Asocias las jugueterías a un olor parecido al chicle o a las series de maquillaje a un marcado aroma?
Todos somos víctimas en grande o menor tamaño del sofisticado marketing olfativo, una técnica de estimulación que transmite valores valiéndose de nuestro sentido del olfato, capaz de originar un golpe en el memoria grande a la vista o al oído. Ya hace cientos de años, los vendedores ambulantes encendían incienso para notar la atención de los clientes.
Con el neuromarketing se vende mejor
Así, esta modalidad persuasiva del marketing y de la mercadotecnia utiliza el olfato como canal de comunicación, estimulando los deseos de los usuarios y mejorando las ventas y los índices de conversión en tiendas físicas de las marcas. Muchas de ellas encargan aromas corporativos a equipos especializados en aromatización para publicar mensajes y originar emociónes positivas en los clientes, que relacionarán la fragancia con la récord de manera inconsciente.
Empresas como Akewele desarrollan udotipos o logotipos olfativos: olores individuales e intransferibles de una marca, producto o servicio que funcionan como elementos diferenciadores que aportan un coste añadido y que se utilizan en paises como Estados Unidos, Corea[pais] y Japón. Roberts, en su libro Lovemarks, recalca que “los sentidos son difíciles de anular, en exclusivo el olfato, ya que deberíamos abandonar de respirar para no percibir los olores. Son directos, provocativos e inmediatos”.
Algunos ejemplo de marketing corporativo son el uso por parte de ©Disney y de las salas de cine del olor a palomitas para incitar a la compra, el olor a lino y pino propio de las tiendas del diseñador de camisetas Thomas Pink como la sección normal y juvenil, el aroma de cuero y madera de los talleres oficiales de Rolls Royce, el mentado ejemplo de Starbucks o el olor característico de las tiendas de Inditex.
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