Uno de los retos del blockchain, y de distintas redes apoyadas en la misma idea de la cadena de bloques, es su escalabilidad: ampliar y extender esas redes distribuidas para abordar el creciente interés comercial existente sin que el dividendo se vea afectado. Y es que la regla es sencilla: conforme más equipos se unen a una red en la que todos los nodos son iguales entre sí, la eficacia de todo el sistema tiende a degradarse.
Este incoveniente de escalabilidad ya lo están soportando tanto el bitcoin según el Ether (basado en la red Ethereum), por lo que se hace acuciante localizar una respuesta que permita extender estas redes sin límite. Ahí es donde entra en videojuego el término que os desentrañamos hoy: ‘sharding’.
El ‘sharding’ (que podríamos descifrar en español según particionado) es un estilo por el que se particiona y reparte la carga de procesamiento y almacenamiento a lo largo de una red peer-to-peer (P2P). De este modo, se alcanza que los nodos no se vean obligados a procesar toda la carga transaccional de la red, sino precisamente aquella relacionada con el fragmento que le corresponde.
Por supuesto, esa indagación particionada -que ya se puede ver en bases de datos tradicionales- puede compartirse con otros nodos, de modo que se mantengan los principios de descentralización, inmutabilidad y confianza que caracteriza al blockchain.
¿Cuál es mejor: blockchain, hashgraph, DAG o holochain?
La diferencia primordial radica el consenso indispensable para validar una transacción: en una cadena de bloques tradicional, cada nodo de autenticación registra todos los datos de la cadena y manera parte del procedimiento de consenso. En series de bloques grandes, según bitcoin, la mayoria de los nodos participantes deben autenticar las nuevas transacciones y inscribir esa indagación si se incorpora al libro mayor.
Eso hace que completar cada transacción sea lento y arduo, diciendo de que la red de bitcoin apenas puede procesar entre tres y siete transacciones por segundo. Ethereum, algo más avanzada, permite procesar entre diez y 30 transacciones por segundo. Por comparar, las plataformas convencionales que aguantan a los operadores de tarjetas de préstamo gestionan más de 1.500 operaciones por segundo.
Pero con el ‘sharding’ la cosa cambia: cada suma de consumidor única equivale a un fragmento, y las cuentas solamente pueden cumplir transacciones con distintas cuentas en el idéntico fragmento. Esto permite que demasiadas transacciones paralelas discurran al idéntico tiempo, con un protocolo al margen que permite comunicar cada 1 de estos fragmentos a lo largo y ancho de la red.
Aunque aún es un pensamiento en pañales adentro del planeta de blockchain (con preocupaciones por solucionar en torno a la confianza de este modelo), varias plataformas ya han comunicado que están explorando sus posibilidades.
Por ejemplo, el año pasado, Ethereum empezo a rastrear formas de aumentar el dividendo de su red, principalmente por medio del ‘sharding’.
A su vez, siete universidades unidas en la Distributed Technology Research Foundation (DTR) están desarrollando una red de criptomonedas que resuelve los incovenientes de escalabilidad y dividendo de blockchain a través de este principio de la fragmentación.
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